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Recursos documentales dentro de la biblioteca escolar (página 2)



Partes: 1, 2

El texto se
escribía con una pluma también de junco, en densas
columnas y por una sola cara, y se podía leer desplegando
el rollo. La longitud de las láminas de papiro era muy
variable. La más larga que se conoce (40,5 metros) se
encuentra en el Museo Británico de
Londres. 

Más adelante, durante el periodo
helenístico, hacia el siglo IV a. C., los libros
más extensos comenzaron a subdividirse en varios rollos,
que se almacenaban juntos. Los escribas (o escribientes)
profesionales se dedicaban a copiarlos o a escribirlos al
dictado, y los rollos solían protegerse con telas y
llevar

una etiqueta con el nombre del autor. Atenas,
Alejandría y Roma eran grandes
centros de producción de libros, y los exportaban a
todo el mundo conocido en la antigüedad. 

Sin embargo, el copiado a mano era lento y costoso, por
lo que sólo los templos y algunas personas ricas o
poderosas podían poseerlos, (y hasta eran celosamente
custodiados por el valor que
tenían)  y la mayor parte de los conocimientos se
transmitían oralmente, por medio de la repetición y
la memorización. Aunque los papiros eran baratos,
fáciles de confeccionar y constituían una excelente
superficie para la escritura,
resultaban poco duraderos, muy frágiles, hasta el punto de
que, en climas húmedos, se desintegraban en menos de cien
años. Por esta razón, gran parte de la literatura y del resto de
material escrito de la antigüedad se ha perdido de un modo
irreversible. El pergamino y algunos materiales
derivados de las pieles secas de animales no
presentan tantos problemas.

El siglo IV marcó también la
culminación de un largo proceso, que
había comenzado en el siglo I, tendiente a sustituir los
incómodos rollos por los primeros códices (del
latín, 'libro'),
antecedente directo de los actuales libros. El códice, que
en un principio era utilizado por los griegos y los romanos para
registros
contables o como libro escolar, consistía en un
cuadernillo de hojas rayadas hechas de madera
cubierta de cera, de modo que se podía escribir sobre
él con algo afilado y borrarlo después, si era
necesario.

Entre las tabletas de madera se insertaban, a veces,
hojas adicionales de pergamino. Con el tiempo, fue
aumentando la proporción de papiro o, posteriormente,
pergamino, hasta que los libros pasaron a confeccionarse casi
exclusivamente de estos materiales, plegados formando
cuadernillos, que luego se reunían entre dos planchas de
madera y se ataban con correas. Las columnas de estos nuevos
formatos eran más anchas que las de los
rollos. 

En la Europa de
comienzos de la edad media,
eran los monjes quienes escribían los libros, ya fuera
para otros religiosos o para los gobernantes del momento. La
mayor parte de ellos contenían fragmentos de la Biblia,
aunque muchos eran copias de textos de la antigüedad Estos
monjes medievales se interesaron también en la
elaboración de nuevos compuestos químicos para
perfeccionar la fabricación de tintas, e inventaron
así la llamada tinta ferrotónica, perfeccionada en
el siglo XVIII, mezclando ácido gálico con sulfato
de hierro.

Los monjes solían escribir o copiar los libros en
amplias salas de los monasterios denominadas escritorios. Al
principio utilizaron gran variedad de estilos locales que
tenían en común el hecho de escribir los textos en
letras mayúsculas, costumbre heredada de los tiempos de
los rollos. Más tarde, como consecuencia del resurgimiento
del saber impulsado por Carlomagno en el siglo VIII, los escribas
comenzaron a utilizar también las minúsculas,
cursivas, y a escribir sus textos con una letra fina y redondeada
que se basaba en modelos
clásicos, y que inspiraría, varios siglos
después, a muchos tipógrafos del
renacimiento
Muchos libros medievales contenían dibujos
realizados en tintas doradas y de otros colores, que
servían para indicar los comienzos de sección, para
ilustrar los textos o para decorar los bordes del manuscrito.
Estos adornos iban desde los intrincados ornamentos del Libro de
Kells, una copia de los Evangelios llevada a cabo en Irlanda o
Escocia en el siglo VIII o IX, a las delicadas y detallistas
escenas de la vida cotidiana del Libro de horas, del duque de
Berry, un libro de oraciones confeccionado en los Países
Bajos por los hermanos Limbourg en el siglo XV.

Los libros medievales tenían portadas de madera,
reforzadas a menudo con piezas de metal, y poseían cierres
en forma de botones o candados. Muchas de las portadas iban
cubiertas de piel y, a
veces, estaban ricamente adornadas con trabajos de
orfebrería en oro, plata,
esmaltes y piedras preciosas. Estos bellísimos ejemplares
eran auténticas obras de arte en cuya
confección intervenían, hacia el final de la edad
media, orfebres, artistas y escribas profesionales. En esta
época se usaban las letras capitales para iniciar cada
capítulo o cada párrafo.
Se cree que los primeros libros del Lejano Oriente estaban
escritos sobre tablillas de bambú o madera, que luego se
unían entre sí. Otro tipo de libros eran los
constituidos por largas tiras de una mezcla de
cáñamo y corteza inventada por

los chinos en el siglo II d. C. Los Chinos fueron los
primeros en experimentar la fabricación de papel
(extraído de la morera y del bambú) y de tintas,
pues desde muy antiguo usaban líquidos coloreados, y el
negro de humo, y desde el 3000 antes de Cristo lograban hacer
esas tintas indelebles y vivas, que hasta hoy se usan: la tinta
china.

Al principio, estas tiras se incidían con plumas
o pinceles de junco y se envolvían alrededor de cilindros
de madera para formar un rollo. Más adelante, se
comenzaron a plegar en forma de acordeón, a pegarse en uno
de los lados y a colocarles portadas hechas de papel fino o tela.
Los sabios y funcionarios que sabían escribir se
esforzaron especialmente en caracterizar sus escritos de estilos
distintivos de caligrafía, que era considerada como una de
las bellas artes,
lo cual no es de extrañar, pues tanto el chino como el
japonés y el coreano,  utilizan para su escritura
los  ideogramas.

En el siglo VI a. C., en China ya se imprimían
textos utilizando pequeños bloques de madera con
caracteres incisos, aunque el más antiguo de los libros
impreso de este modo de que se tenga noticia, el Sutra del
diamante, data del año 868. El Tripitaka, otro texto
budista, que alcanzaba las 130.000 páginas, fue impreso en
el 972. Por supuesto, imprimir libros a partir de bloques
reutilizables resultaba más rápido y cómodo
que tener que escribir las distintas copias del libro a mano,
pero se necesitaba mucho tiempo para grabar cada bloque, y se
podía utilizar para una sola obra. En el siglo XI, los
chinos inventaron también la impresión a partir de
bloques móviles, que podían ensamblarse y
desensamblarse entre sí para componer distintas
obras.

Sin embargo, hicieron muy poco uso de este invento,
debido a que el enorme número de caracteres (kanji o
ideogramas) del chino -unos 7,000- hacía
prácticamente inabordable la utilización de este
sistema, en
Europa, se comenzaron a imprimir trabajos a partir de bloques de
madera en la edad media, idea que debió llegar como
consecuencia de los contactos que por entonces ya se
tenían con Oriente. Los libros impresos con bloques de
madera solían ser obras religiosas, con grandes
ilustraciones y escaso texto.

En el siglo XV se dieron dos innovaciones
tecnológicas que revolucionaron la producción de
libros en Europa. Una fue el papel, cuya confección
aprendieron los europeos de los pueblos musulmanes (que, a su
vez, lo habían aprendido de China). La otra fue los tipos
de imprenta
móviles de metal, que habían inventado ellos
mismos.

Aunque varios países, como Francia,
Italia y Holanda,
se atribuyen este descubrimiento, por lo general se coincide en
que fue el alemán Johann Gutenberg (nacido en los
últimos años del siglo XIV en la ciudad de Mainz,
cerca del Rin, en Alemania)
quien inventó la imprenta basada en los tipos
móviles de metal, y publicó en 1456 el primer libro
importante realizado con este sistema, la Biblia de Gutenberg, es
de señalar que con ese sistema, se agilizó la
impresión,

Gutenberg podía imprimir 40 páginas de su
Biblia de 42 líneas, y tardó tres años en
terminarla. El ingenioso inventor lograba copias en una
aleación de plomo, antimonio y estaño que
podían volverse a fundir cuantas veces fuera
necesario.

Estos avances
tecnológicos simplificaron la producción de
libros, convirtiéndolos en objetos relativamente
fáciles de confeccionar y, por tanto, accesibles a una
parte considerable de la población. Al mismo tiempo, la
alfabetización creció enormemente, quizás
como resultado de los esfuerzos renacentistas por extender
el
conocimiento. Se comenzaron a incentivar las investigaciones
para la fabricación de tintas de imprenta, y se
hacían combinaciones de aceites con negro de humo. La
imprenta llegó muy pronto a España, y
se supone que el primer libro español se
imprimió en 1471, aunque este hecho no está
documentado.

  Se sabe  que en 1472 Johann Parix
imprimió el Sinodal de Águila fuerte, que se
considera hoy en día, (a falta de datos sobre
otros) el primer libro impreso español. El primer libro
fechado impreso en España fue Comprehensorium de Johannes
Grammaticus, que salió de la imprenta valenciana de
Lambert Palmart el 23 de febrero de 1475.

  En los siguientes años, y auspiciados por
la política
cultural de los Reyes  Católicos, aparecerían
otros muchos libros, como la primera gramática española, la
Gramática Castellana del humanista Elio Antonio de
Nebrija, impresa en

Salamanca en  1492, y que resultaría
fundamental para la fijación de nuestro idioma. Esta
Gramática fue publicada en  el Siglo XX por la
Edición
de la Junta del Centenario MCMIXLVI, Madrid, 1946,
en 2 volúmenes, en la que el segundo es una reproducción del incunable, sobre la
edición "princeps" de 1942, y un apéndice con
reproducciones de gramáticas románicas.

La prensa fue el
primer instrumento usado por la imprenta, con la que se
imprimía por presión.
La imprenta llegó a América
algo más tarde, en 1540, año en que comenzó
a funcionar la primera en México. La
edición de libros se inició en seguida y se
multiplicó vertiginosamente. Los impresores renacentistas
italianos del siglo XVI establecieron algunas tradiciones que han
sobrevivido hasta nuestros días. Entre ellas se
encuentran, por ejemplo, la del uso de caracteres de tipo romano
e itálico, de composiciones definidas o de portadas de
cartón fino, a menudo forradas en piel. Utilizaban
también las planchas de madera y de metal para incidir en
ellas las ilustraciones y establecieron los distintos
tamaños de los libros -folio, cuarto, octavo,
duodécimo, 16º, 24º y 32º. 

Estas designaciones se refieren al número de
páginas que se pueden conseguir plegando una gran
lámina de papel en las imprentas. Así, una
lámina doblada una sola vez forma dos hojas (o sea, cuatro
páginas), y un libro compuesto por páginas de este
tamaño se denomina folio. Del mismo modo, una
lámina doblada dos veces forma cuatro hojas (ocho
páginas), y el libro consiguiente se denominará
cuarto, y así sucesivamente.

Los editores europeos contemporáneos y las
imprentas tradicionales  continúan utilizando esta
terminología. A partir de la Revolución
Industrial, la producción de libros se fue
convirtiendo en un proceso muy mecanizado. En nuestro siglo, se
ha hecho posible la publicación de grandes tiradas de
libros a un precio
relativamente bajo gracias a la aplicación al campo
editorial de numerosos e importantes avances
tecnológicos. 

Así, la baja en el costo de
producción del papel y la introducción de la tela y la cartulina para
la confección de las portadas, de prensas
cilíndricas de gran velocidad, de
la composición mecanizada de las páginas y de la
reproducción fotográfica de las imágenes
han permitido el acceso a los libros a la mayor parte de los
ciudadanos occidentales. En América
Latina se han desarrollado varios grandes centros productores
de libros, a través de sus editoriales más
conocidas, en Argentina, Chile, Colombia,
México y Cuba.

El libro, en los comienzos en piedra, arcilla, papiro o
pergaminos, en los tiempos modernos en papel, y en la actualidad
en formatos digitales, CD, Internet u otra forma, si su
finalidad es hacer circular las palabras e ideas, reales o de
ficción, sigue siendo un libro, una característica
unida al libro desde sus comienzos fue la de la inclusión
en él de imágenes, que servían, en algunos
casos, como apoyo o explicación del texto, pero que, en
otros, tenían una finalidad puramente estética.

En efecto, en muchas ocasiones, el escriba que copiaba a
mano los libros incluía adornos o ilustraciones que
servían para separar distintas partes, secciones o
capítulos del texto o para embellecer o amenizar su
lectura.

Posteriormente, con la introducción del grabado a
partir de planchas de metal o madera, muchos autores, 
añadieron ilustraciones a sus libros, imágenes que
se convirtieron en algo más que meras extensiones del
texto. Algunos de los primeros y más bellos ejemplos
modernos de interacción entre texto e imagen, lo
constituyen las obras del poeta, pintor y grabador inglés
William Blake. Con la invención de la primera rotativa en
1846 y  de la máquina linotipo, recién se
agilizó la impresión periodística, pues
resultaban lentos y complicados los sistemas que se
utilizaban para la impresión de libros.

1.3.- CONFECCIÓN DE UN LIBRO

Normalmente, un libro es impreso en grandes hojas de
papel, donde se alojan 8 páginas a cada lado. Cada una de
estas grandes hojas es doblada hasta convertirla en una signatura
de 16 páginas. Las signaturas se ordenan y se cosen por el
lomo. Luego este lomo es redondeado y se le pega una malla de
tela para asegurar las partes. Finalmente las páginas son
alisadas por tres lados con una guillotina y el lomo pegado a una
tapa de cartón. Toda esta tarea se realiza en serie,
inclusive la encuadernación.

Las imprentas
más modernas pueden imprimir 16, 32 y hasta 64
páginas por cara de grandes hojas, luego, como se
mencionara más arriba, se las corta y se las dobla. Muchas
veces el texto de la obra no alcanza a cubrir las últimas
páginas, lo que provoca que algunos libros tengan
páginas vacías al final del mismo, aunque muchas
veces son cubiertas con propaganda de
la editorial sobre textos del mismo autor o inclusive otros de su
plantilla.

1.4.– PARTES DE UN LIBRO.

Un libro se divide en dos partes: interiores y
exteriores

1.4.1.- EXTERIORES

Portadas. Se les llama portadas a cada una de las
cubiertas rígidas de un libro. Se dividen en cuatro
partes: primera, segunda, tercera y cuarta de forros.

La primera de forros —también llamada
portada— debe contener los siguientes elementos:
título del libro, autor y logotipo o nombre de la casa
editorial. La cuarta (también llamada contraportada)
frecuentemente, lleva una breve reseña de la
publicación y en la parte inferior debe llevar el código
de barras, este se logra mediante la conversión del ISBN
(International Standard Book Number) y sirve para comercializar
eficientemente los libros. La cuarta de forros es la cara
posterior del libro, mientras que la segunda y tercera son las
caras interiores del conjunto de las portadas.

Lomo. Este elemento tiene una importante función:
identificar el libro en los estantes de las librerías o
bibliotecas.
Deberá contener el nombre del autor, título de la
obra y logotipo de la casa editorial. Estos datos se colocan a lo
largo corriendo de izquierda a derecha, aunque el estilo puede
depender del grosor de la obra, los criterios son variados, lo
importantes es que el lector pueda fácilmente leer los
datos cuando esté colocado en un librero.

Solapas. Puede decirse que son extensiones de la portada
y contraportada. Es común que lleven texto, este puede ser
una explicación de la obra, el retrato del autor datos
breves del mismo y/o publicidad de la
colección, si el libro en mención pertenece a
alguna.

1.4.2.- INTERIORES

Guardas. Son hojas de papel que se pegan por dentro de
la portada y contraportada. Su función es la de brindar
una protección adiciona los interiores, a la vez que
refuerzan un poco la adhesión de los interiores con los
exteriores.

Legales

Portadilla o falsa portada. Es la primera página
impresa de un libro y, por lo general, contiene sólo el
título de la obra. Esta página debiera tener la
misma tipografía de la portada y forzosamente es
impar.

Contraportada. Es el reverso de la portadilla, por lo
tanto, es la página que por lo usual es dejada en
blanco.

Portada. Esta es la verdadera cara del libro. Debe
contener: el título de la obra, subtítulos, nombre
del autor y logotipo de la casa editora. El diseño
de esta deberá tener concordancia con la primera de forros
o portada.

Hoja legal. Esta página va detrás de la
portada, por ende es par. En ella se imprimen todos los datos que
por ley debe llevar
un libro, por ejemplo: propietario de los derechos de
autor e información relativa a la edición
original. Fecha de publicación, nombre y domicilio de la
casa editorial, número ISBN —cabe agregar que es te
número es un registro que se
lleva a cabo en la Agencia Nacional ISBN del Instituto Nacional
del Derecho de
Autor y constituye una forma única de identificar la
publicación en todo el mundo—, y los derechos reservados o
copyright.

Índice. Es la lista de las partes,
capítulos y demás subdivisiones que lleva un libro.
Algunas editoriales lo ubican al final aunque es de mayor
conveniencia que vaya al principio para que el lector se
guíe con sólo echar una ojeada a las primeras
páginas.

Texto o cuerpo de la obra. El texto general de una obra
deberá iniciar siempre en página impar. Es el
cuerpo escrito del libro, pueden ser parte de él
ilustraciones de diversos tipos, cuadros, gráficas, mapas, etc. que
irán distribuidos a lo largo del libro o bien, pueden ser
ubicados al final de la obra, esto es a criterio de la casa
editora en coordinación autor y
diseñador.

Finales Apéndices o anexos. Son aquellas
secciones que se ubican en una publicación dar una
información clara y precisa —aunque no
esencial— sobre tópicos que trata el libro que para
unos no hay necesidad de especificar aunque para otros puede
resultar muy útil, por ejemplo: fórmulas, datos
estadísticos, gráficas, cuadros, imágenes,
citas, etc.

Bibliografía. Esta es una sección
muy importante en las obras científicas, en ella se
presentan —en orden alfabético— los autores y
materiales que el escritor consultó para la
composición de su texto.

Glosario. Algunos
libros incluyen el glosario, este es un vocabulario útil
donde se definen ciertas palabras, especialmente en los libros
que incluyen voces en desuso, regionalismos, modismos,
extranjerismos, etc.

Fe de erratas. Este apartado casi ha sido erradicado de
los libros modernos. Antiguamente, la fe de erratas era
indispensable para reflejar la puntualidad y escrupulosidad del
editor. Ahora, o los editores son descuidados o revisan con mucho
cuidado los textos y dada la tecnología existente
les es más fácil corregir un error aún y
cuando el material se encuentre ya en prensa, cosa que antes era
casi imposible.

Colofón. Por ley esta sección debe ser
incluida en todo libro. Generalmente, va en página impar y
contiene la nota que va al final de los libros. Lleva los
siguientes datos: número de ejemplares que se tiraron
(imprimieron), nombre y dirección de la imprenta y fecha de
impresión. Algunas veces incluye la marca y nombre
del papel y los tipos y tamaños de letra que se
utilizaron.

.1.5.- EL LIBRO EN EL FUTURO

¿Se alejará el libro, a una velocidad cada
más creciente, y terminará por abandonar la Galaxia
Gutenberg para ingresar a la Galaxia Digital? La mayor parte de
los estudiosos de este tema consideran que aún el libro de
papel ha de permanecer un tiempo relativamente extenso
coexistiendo con los libros electrónicos, que
terminarán por imponerse, no cabe duda, como los
códices se impusieron a los rollos de papiro y los libros
impresos se impusieron a los manuscritos.

De lo que se puede estar seguros es que no
será el fin del libro, mucho menos de la lectura, a
pesar de que algunos Francis Fukuyama de este campo así lo
crean. La tecnología no se detendrá y por lo tanto
nuevos soportes de la escritura han de aparecer, la prueba se
tiene en la propia evolución que viene sufriendo el novedoso
soporte de los libros electrónico, es decir la pantalla
del monitor de las
computadoras,
utilizada por todos aquellos que de una u otra manera se tiene
que ver con la cultura.

Desde los modelos fosforescentes de primera
generación, hasta sus actuales de cristal líquido o
plasma, y otros que aún se desarrollan en laboratorios
especializados, han recorrido, en menos tiempo que el libro, como
realidad connatural con el mismo tiempo que toca vivir, un
espacio considerable. Tiene además, en general, y como
soporte, una serie de ventajas inconmensurables.

El texto, la imagen estática o
en movimiento, y
los modelos multimedia,
pueden desfilar por su "brillante página" sin necesidad de
funciones de
borrado e inutilización del soporte correspondiente, como
sucedería con el soporte papel; es decir, puede ser
utilizada o reutilizada en las mismas tareas culturales
interactiva e indefinidamente, con un consumo
elemental de materia prima.
En pocas palabras, ha dotado a la ciencia y a
la cultura de unas potencialidades y dinámica, incluso a distancia, que el papel
jamás pudo soñar ni ofrecer".

1.6.- TIPOS DE LIBROS QUE PUEDEN SER USADOS
PEDAGÓGICAMENTE.

 1.6.1.- LIBROS DE TEXTO

Con el material impreso más importante y
extendido en la enseñanza. Son los libros más
idiosincráticos del mundo escolar y específicamente
escritos con una finalidad exclusivamente pedagógica. En
pocas palabras se puede afirmar que se caracterizan por presentar
los principios o
aspectos básicos de un tema, área o disciplina
para los alumnos de un nivel o curso educativo concreto con
el fin de que se conviertan en la base del desarrollo de
la enseñanza en el aula. Se puede decir que este tipo de
libros es un plan completo
para la enseñanza de un área o un nivel educativo
específico. Son libros muy estructurados, en los que se
presenta el contenido seleccionado y organizado en un nivel de
elaboración pertinente a sus destinatarios junto con las
actividades y ejercicios adecuados para el logro de objetivos de
aprendizaje.

 1.6.2.- LIBROS DE CONSULTA.

Este tipo de libros se elaboran no con la finalidad de
ser leídos de principio a fin, como recursos o
fuentes de
consulta de una información específica. Contienen
una gran cantidad de datos e informaciones  organizados de
forma alfabética, cronológica o por temas. Entre
los mismos se pueden destacar las enciclopedias, los diccionarios,
los atlas, los libros de biografías, los
manuales, los
anuarios, los índices bibliográficos, entre
otros.

Son fundamentales en cualquier planteamiento
metodológico que propicie el descubrimiento del conocimiento
por parte de los alumnos. Frente al libro de texto que se
caracteriza por ofrecer dosificadamente el conocimiento que un
alumno debe adquirir aprendiéndolo por recepción,
la utilización de los libros de consulta posibilita y
permite el desarrollo de estrategias
más activas de aprendizaje ya que serán los alumnos
quienes tengan que buscar, seleccionar, estructurar y secuenciar
el contenido en materiales diversificados.

1.6.3.- CUADERNOS DE EJERCICIOS Y FICHAS DE
TRABAJO.

Normalmente son materiales que suelen ser
complementarios de libros de texto, libros de consulta o de un
paquete multimedia, aunque pueden ser utilizados
independientemente de los mismos. Los cuadernos de ejercicios y
las hojas o fichas de trabajo están diseñadas para
ofrecer una serie de actividades con el fin de desarrollar
ciertas habilidades prácticas.

Suelen estar muy estructurados pudiendo incluir una
serie de objetivos de aprendizaje, unas instrucciones para el
usuario, la presentación de una serie de ejercicios y
actividades, e incluso pruebas para
la autoevaluación del alumno.

 1.6.4.- LIBROS ILUSTRADOS.

Son un tipo especial de libros modernos en los cuales el
material visual y el textual tienen una importancia similar.
Existen básicamente dos grandes tipos: los libros de
imágenes
que presentan ilustraciones en casi todas sus
páginas siendo el texto un complemento de la misma. Entre
ellos caben citar: libros para aprender a contar, para aprender
el alfabeto, para adquirir los conceptos de forma y color, entre
otros.

 Los libros de cuento con
imágenes
. En estos libros el texto y las ilustraciones
constituyen una presentación unificada utilizándose
para narrar una historia progresiva. Son
libros para iniciar a los más jóvenes en la lectura
y la literatura
infantil. Tradicionalmente los libros en imágenes
estaban elaborados para un público infantil, pero en estos
últimos años han evolucionado dirigiéndose
también hacia un público juvenil y
adulto.

 1.6.5.- LIBROS DIVERSOS:

Se conciben como el conjunto de publicaciones en forma
de libro que se pueden encontrar en el mercado y que no
han sido escritos con una finalidad educativa o de consulta. Se
refieren a los libros literarios, de divulgación
científica, los tratados
técnicos, los libros de viajes, los
ensayos, los
libros documentales, entre otros. Este tipo de libros elaborados
para ser consumidos en contextos no escolares pueden ser
utilizados para fines pedagógicos.

Básicamente su utilización didáctica puede responder a estos dos
propósitos: para incitar, motivar y cultivar en los
alumnos la lectura sobre todo de carácter literario (novelas, obras de
teatro, poesía)
y para ser utilizados como complemento o fuentes para el estudio
e investigación sobre problemas o temas
actuales de modo similar a lo que sugerimos para los libros de
consulta (temáticas relativas a la educación para la
paz, medio-ambiental, de la salud, sexual, racismo,
etc.).

2.-
OTROS RECURSOS DOCUMENTALES DENTRO DE LA BIBLIOTECA
ESCOLAR.

2.1.- FOLLETOS

Se entiende por folletos todas aquellas publicaciones
independientes, generalmente sin encuadernar que suelen tener
menos de cincuenta páginas. Estas publicaciones pueden ser
individuales o en serie. Su formato, tamaño,
extensión y temática es enormemente diversificada.
El origen y editores de los mismos también son variados:
organismos oficiales, empresas
privadas, organizaciones
sociales, políticas,
sindicales, científicas, asociaciones de diverso tipo
(cultural, deportivo, recreativo, profesional), entre
otros.

Evidentemente son publicaciones que, en principio, no
tienen fines educativos, pero al igual que los libros diversos
pueden convertirse en un material relevante para el estudio de
ciertos temas.

  La utilización de estos materiales, en un
proceso metodológico que persiga la investigación y
descubrimiento del entorno por parte de los alumnos,
supondrá incorporar al aula recursos que permiten integrar
curricularmente el contexto social y medioambiental que rodea a
la escuela.
 Entre sus características se pueden destacar que son
económicos, están muy actualizados y que tratan o
presentan información sobre temas muy concretos que
difícilmente se puede encontrar en los libros.

2.2.-.- PUBLICACIONES
PERIÓDICAS.

Aunque las publicaciones periódicas impresas,
como son los periódicos y las revistas, no están
elaboradas con propósitos específicamente
instructivos ya que son medios de
comunicación social al igual que la
televisión o la radio, pueden
y deben ser materiales habituales en la práctica de la
enseñanza. La prensa escrita presenta una serie de
características que la convierte en un recurso muy
útil en el aula ya que ofrece una gran cantidad de datos,
noticias y
opiniones sobre temas y cuestiones de la realidad
contemporánea; .son además económicos,
fáciles de conseguir, se pueden reproducir en copias
múltiples y constantemente presentan información
actualizada.

  La utilización de estos tipos de
materiales, al igual que los restantes mass-media, puede
integrarse curricularmente en dos direcciones: En la primera,
convirtiéndolos en un objeto de estudio (Bueno y
López, 1994), es decir, con la finalidad de formar a los
alumnos en el conocimiento de los medios de
comunicación de modo que se desarrollen en los mismos
las habilidades y actitudes como
consumidores críticos de mass media (prensa, radio, tv.,
cine, música).

En este sentido, convertir a la prensa en un objeto de
estudio significará enseñar qué es una
publicación periódica, qué funciones
sociales cumple, los procesos de
elaboración de la misma, los poderes e intereses
ideológicos, políticos y económicos que
subyacen a toda publicación, el análisis y contraste de las noticias, los
elementos, partes, estructura y
formatos propios de la prensa escrita, el concepto de
libertad de
expresión y su papel en las sociedades
democráticas.

 La otra dirección de uso de las
publicaciones periódicas en el aula se refiere a su
utilización como recursos complementarios para el estudio
de las restantes áreas y asignaturas escolares. Por
ejemplo, en Lengua y
Literatura, los periódicos y revistas se pueden utilizar
para motivar y favorecer actitudes positivas hacia la lectura,
para el análisis del léxico específico de
ciertos ámbitos sociales (deportes, política
internacional y nacional, espectáculos, cultura,…), para
el desarrollo de habilidades de redacción de distinto tipo de
géneros (noticias, opinión, ensayos,…), entre
otros. En Ciencias
Sociales, las informaciones, artículos e informes de la
prensa escrita son recursos de consulta de primer
orden.

El estudio e investigación desde la escuela de la
problemática del mundo contemporáneo (la carrera
armamentista, los conflictos
sociales, las relaciones
internacionales, los derechos humanos)
deben abordarse desde la lectura y análisis de las
informaciones que se encuentran en las páginas de la
prensa escrita. Para las Ciencias
Naturales los periódicos ofrecen habitualmente noticias e
informes de los últimos hallazgos científicos
(ingeniería
genética, teorías
del origen del
universo, avances en la investigación médica,
alteraciones climáticas, etc.) al igual que existen en el
mercado numerosas publicaciones de divulgación
científica que por su vocabulario y claridad expositiva
permiten acceder fácilmente a los estudiantes a las
teorías, avances y descubrimientos actuales de las
distintas ciencias.

 En definitiva, la prensa escrita es un material
impreso que encierra en sí numerosas potencialidades
pedagógicas. Su incorporación como un recurso
habitual en el aula, junto con los restantes medios de
comunicación, debiera significar replantear
en un sentido innovador muchas de las metas, contenidos y
actividades de la enseñanza aproximándola a la
realidad actual en la que viven los alumnos.

2.3.-. LOS CÓMICS.

El cómic o tebeo es una historia en
imágenes secuenciales ligadas o ancladas por un texto (en
forma de diálogos, de onomatopeyas, de comentarios, de
ruidos) publicadas en episodios o bien como una historia completa
(Martin, 1987,).

 Se caracteriza, como se acaba de indicar, por ser
un material impreso en el que se cuenta una historia mediante la
combinación de códigos icónicos con
textuales, siendo la imagen secuenciada el elemento
simbólico predominante. Este medio es altamente atractivo
y motivador para los alumnos ya que sus colores, formas, adornos,
composición icónica atraen globalmente al ojo. Su
la secuencia de "lectura" es similar al de los textos en cuanto
la horizontalidad del desarrollo del mismo (de derecha a
izquierda, y de arriba a abajo).

  El interés
pedagógico por los mismos se ha visto incrementado en
estos últimos años (Fernández Paz, 1981;
Rodríguez Diéguez, 1988; Bardavio y Bardavio, 1989;
Luri y Segales, 1992), aunque hasta hace poco tiempo se les
desconsideraba desde un punto de vista educativo, siendo,
incluso, percibidos como  recursos perniciosos y
distractores de las tareas escolares (Resemar, 1988).
  Martin (1987) afirma que el cómic puede ser un
excelente medio de iniciación para la lectura crítica
de la imagen, para su análisis y para la creación
artística y literaria. Aún no siendo el
único medio de iniciación de los alumnos al
lenguaje
audiovisual, considera que en la escuela, el cómic
presenta numerosas ventajas ya que es fácilmente
manipulable; es poco costoso; motiva y atrae la atención e interés de los alumnos; y
al combinar texto con imagen ayuda a los alumnos a desarrollar en
ellos tanto los hábitos de lectura como la capacidad de
expresión en códigos icónicos.

2.4.- EL MATERIAL IMPRESO Y LAS NUEVAS
TECNOLOGÍAS

  ¿Desaparecerá el material impreso
como tecnología ante los avances de los hipermedia? No lo
sabemos. Lo que es indudable es que los "textos" seguirán
existiendo, aunque no necesariamente en un soporte de papel. Los
avances producidos en el software informático
ha posibilitado no sólo el tratamiento de la
información textual en el ordenador (editores de texto),
sino que incluso ha transformado el modo de almacenar, acceder y
manipular los textos por parte del usuario. El hipertexto
vendría a ser la ejemplificación de lo que
sugerimos (Jonassen, 1989; Ambrose, 1991; Salinas,
1994).

  La aparición y generalización de
los ordenadores, de los vídeos interactivos, de los
CD-ROM, del
videotexto y teletexto, permite a los usuarios acceder a mayores
cantidades de información codificada en los mismos
sistemas simbólicos de los materiales impresos, pero con
las ventajas de la rapidez, la interactividad y la
combinación de la imagen, sonido, gráficos y texto.

"El ordenador no necesita estructurar sus páginas
de modo secuencial, como en un libro. El acceso a éstas
puede ser salteado, estructurado jerárquicamente, y
adaptado a los intereses del lector. El texto aparece en pantalla
y puede ir desplazándose conforme queremos acceder al
texto siguiente. Se puede hacer que unas y otras partes del texto
sean accesibles o no. Determinadas palabras o párrafos
pueden resumir brevemente algo que, si el lector desea conocer
con más profundidad, conectan con un nuevo texto
más extenso y clarificador".

CONCLUSIONES

A pesar de que los modernos medios de
comunicación, como la radio, el cine y la televisión, han restado protagonismo
cultural al libro, éste continúa siendo el
principal medio de transmisión de conocimientos,
enseñanzas y experiencias tanto reales como imaginadas y
la principal fuente de aporte cultural del individuo. Por
otro lado, aunque se ha especulado con la posibilidad de que el
desarrollo de las tecnologías informáticas que han
acelerado el proceso de creación de libros, tanto en
cuanto a la escritura como en cuanto a la producción
industrial y, por tanto, reducido su costo- tengan,
paradójicamente.

Como efecto la sustitución del libro por otras
experiencias ligadas a la imagen (realidad
virtual, películas interactivas u otros), cabe, sin
duda, la posibilidad de que, del mismo modo que la
reducción del precio del papel posibilitó la
extensión del libro a amplias capas de la
población, la sustitución del libro tradicional por
el libro electrónico, con su consiguiente
disminución de costos de
producción y distribución, permita hacer accesible el
conocimiento de textos, y da mayor acceso al libro
electrónico a discapacitados motores o
visuales. 

  Posiblemente, en un futuro cada vez más
presente, la consulta de las enciclopedias, de los
periódicos, de los bancos de datos,
e incluso, de las obras literarias se realizará de un modo
más habitual y generalizado a través de un equipo
electrónico. Lo que sí es indudable es que este
tipo de tecnologías requiere de los usuarios el desarrollo
de destrezas de acceso a la información distintas de las
utilizadas en el uso de los materiales impresos.

 En conclusión, la informática está posibilitando la
creación de nuevos sistemas integrados que asumiendo las
características de las tecnologías ya existentes
(tanto impresas, como audiovisuales) ofrecen al usuario un
entorno más potente de interactividad con la
información.

  Sin embargo, esta realidad socio
tecnológica es, en estos momentos prácticamente
inexistente en el contexto escolar (a excepción del uso de
los procesadores de
texto). Aunque se puede presuponer que tarde o temprano la
misma llegará a las escuelas. ¿Bajo qué
condiciones? ¿Al servicio de
qué metas y propósitos educativos?
¿Cuál será el modelo
pedagógico en el que se utilizarán estas nuevas
tecnologías? ¿Qué tipo de resistencias
manifestarán los agentes educativos ante las mismas?
¿Qué aprendizajes y habilidades serán
desarrollados en los alumnos? ¿Potenciarán o
neutralizarán estas tecnologías las desigualdades
sociales y educativas del alumnado? ¿Qué cultura y
valores
serán transmitidas a través de estos nuevos
medios?. ¿De qué forma se complementarán los
"textos" impresos con los electrónicos? Estas, entre otras
cuestiones, exigen la reflexión de todos los profesionales
educativos ante el futuro que llega.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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información" Madrid: Acento Editorial.

CAVALLO, GUGLIELMO.(1995) "Libros, editores y
público en el Mundo Antiguo. Guía histórica
y crítica" Madrid: Alianza Editorial S.A.

CAVALLO, GUGLIELMO Y ROGER
CHARTIER
(1995)."Historia de la lectura en el mundo
occidental" [En átomos (Editorial Taurus))]

CHARTIER, ROGER(1994). "Libros, lecturas y
lectores en la Edad Moderna"
(Madrid: Alianza Editorial S.A.

CZARNY, MARCELA (2000)"La escuela en Internet,
Internet en la escuela. Propuestas didácticas para
docentes no
informatizados" Rosario-Argentina: Homo Sapiens
Ediciones,

GARCÍA, FERNANDO.(1998) "Libros en
Internet" (Madrid: Editorial Espasa Calpe S.A. 1998)

 

Licda María Victoria Albornoz

MARACAIBO, FEBRERO DE 2006

 

Partes: 1, 2
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